miércoles, 2 de junio de 2010

Los momentos difíciles son, difíciles.

La Ley de la Atracción

Con la ley de atracción o sin ella los momentos difíciles son difíciles. Pasan los días y te convences de que ya has llorado todo lo que tenías que llorar, que no te quedan lágrimas en el cuerpo, que has sufrido intensamente y que ya te toca a ti descansar. Que has tocado fondo, que de ahí ya solo puedes subir y un día, pasado el tiempo, te caes de nuevo al agujero, miras las paredes llenas de recuerdos y vuelves a llorar. Pero tú no quieres, no, no es un llanto forzado por las circunstancias, es un llanto sereno, de tristeza acumulada, de recuerdos que vuelven, de sentimientos que florecen, es la impotencia al no saber cuándo volverán y ni si quiera saber si volverán, esas emociones que con tus 29 años solo sentiste una vez.

Entonces comienza tu guerra interna. Una parte de ti se resiste a creer y te pide que luches, que perseveres, que viajes, que te arriesgues. La otra parte de ti, la que te protege, te pide que sigas llorando, si quieres, pero que no arriesgues, teme verte sufrir otra vez, teme que no lo superes, te pide que confíes en el olvido, te promete que curará esa herida que tienes. Te dice: Olvida Laura, olvida.

Y tu mientras, con dos ángeles a los lados, te preguntas a quién hacer caso.

Estos días es el ángel del olvido al que hago más caso. Él no me da alegrías, pero tampoco penas. No me hace reír, ni llorar, me templa, me civiliza, me anestesia. Ha acallado al otro, creo que lo ha amordazado…bueno mejor no le pregunto. Hace días que no habla. Supongo que es reposo lo que necesito, supongo.

Según la ley de la atracción, todo lo que te sucede tú lo has atraído. Antes cuando lloraba más a menudo me parecía inconcebible pensar que yo hubiera atraído este sufrimiento. Ahora, que llevo unas semanas más serena empiezo a creer que sí puedo haber sido yo la que lo ha atraído.

Admito que me cuesta muchísimo confiar. ¿Por qué? ¿Cuándo se instaló en mí esta creencia? ¿Qué experiencia traumática hizo que mi mente levantara las defensas? Y ahora recuerdo cuando fue, dónde fue y también recuerdo quién fue. Y aunque mi corazón ya le ha perdonado, mi mente sigue recordando y ya no quiere que confíe, no me deja confiar, porque sabe que esa persona me hizo daño y no quiere que me vuelva a equivocar.

También admito que tengo la creencia de que las relaciones no funcionan y adivina qué, eso es lo que atraigo. Mirad, yo quiero que me amen, y normalmente me compensa recibir este sentimiento aun sabiendo que luego puedo sufrir. Hoy no, no, no, ni hablar, no me compensa, no, puede que la herida esté todavía muy reciente, no quiero ni pensar en alguien más. Por un lado me resisto a creer que todo se haya acabado y por el otro, tampoco creo que nadie pueda llegarle a la suela de los zapatos. Sí, sigo enamorada.

Y entonces, ¿qué hago? ¿Es por pura cabezonería? ¿Sigo creyendo en nosotros porque me resisto a creer que haya perdido la partida? No lo creo. Otros hombres han salido de mi vida y no hice nada para impedirlo. No creo que sea orgullo, no creo que quiera siquiera ganar la partida.

¿Y él? Que buena pregunta. Se que sí que estuvo enamorado de mí. No sé si lo sigue estando. Aunque sé que podría volver a estarlo. Y se me ocurren ideas. Me gustaría crear esa vida perfecta con la que los dos habíamos soñado y tentarle con ella. Aunque, por otra parte, ¿no debería él acercarse? ¿Debería jugar yo según “las reglas”? Soltar, dejar ir, ¿debería hacerlo? He conocido este año el amor verdadero, es ese el sentimiento que quiero, entonces ¿debería volver a buscar ese sentimiento en otro? ¿Y si no quiero? ¿Y si no lo encuentro?

Ante estas preguntas la idea de pasar sin pena ni gloria es tentadora. Y alguien dirá, “haz lo que te diga el corazón”, pero ¿cuál de ellos? ¿El aventurero? ¿El sereno? ¿Cuá de ellos? Me encantaría tirar mis ataduras por la borda e irme a México. Eso es riesgo, eso es vida, ¡eso es estar viva!

Ahora mismo se abren varios caminos, pero siempre me ha gustado la aventura. Creo que cuando pueda haré las maletas y seguiré un camino incierto, inseguro, peligroso y nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario